La dermatitis seborreica es una de las alteraciones cutáneas más frecuentes. Se caracteriza por la inflamación
de las zonas de la piel en las que existe un mayor número de glándulas sebáceas provocando erupciones en aquellas zonas donde éstas son hiperproductivas.
Se cree que está causada por la infección del hongo Malassezia furtur, en individuos con poco inmunidad y un eceso de producción sebácea.
Las áreas de afectación más frecuentes son el cuero cabelludo, las caras laterales de la nariz, los párpados, la piel de detrás de las orejas y la zona media del tórax. Otras zonas como los pliegues cutáneos, las áreas submamarias, la ingle y glúteos pueden verse afectadas ocasionalmente.
La piel afectada adopta una coloración rojiza y se cubre de unas escamas grasientas de color amarillento. En ocasiones se acompaña de un picor moderado.
Hay que diferenciar entre seborrea y dermatitis seborreica, pues la seborrea es un término que se usa para describir aquellas situaciones en las que existe un exceso de grasa en la piel, sobre todo en el cuero cabelludo y la cara, pero sin el enrojecimiento y la descamación propias de la dermatitis seborreica. Las personas que sufren seborrea pueden desarrollar dermatitis seborreica, pero esto no ocurre siempre.
La dermatitis seborreica que se da en en la infancia (de las 2 semanas a los 12 meses) suele solucionarse entre los 8 y los 12 meses.
La dermatitis seborreica puede durar mucho tiempo e incluso aparecer mediante brotes de la misma.
Para prevenir estos brotes es necesario lavar frecuentemente las áreas de eczema seborreico y la exposición solar.
La dieta así como el estado nervioso y emotivo pueden afectar de una manera decisiva en la aparición y desarrollo de la caspa y la seborrea.
Se recomienda eliminar los productos refinados (sobre todo el azúcar), la disminución del consumo de productos animales, sobre todo los más grasos, así como bebidas alcohólicas, café, té y otros excitantes.
Consumir alimentos ricos en vitaminas del grupo B, lecitina de soja, germen de trigo, fruta y verduras frescas y proteínas, procedentes de productos animales menos grasos y, sobre todo, de origen vegetal.
En el tratamiento externo de la dermatitis seborreica, en este caso nos ocupamos de cara y cuerpo, buscaremos en la Fitoterapia aquellas plantas que ayuden a prevenir la aparición de alergias, las que suavicen e hidraten, las que disminuyan la inflamación, la irritación y el picor y las de acción antiséptica.
Usaremos malva, manzanilla, aloe, caléndula, llantén, nogal, lúpulo, avena, harina de garbanzo y miel.
La zarzaparrila vía interna es un buen aliado para el tratamiento de la dermatitis seborreica.
primer pan de la humanidad.
