Hace unos días vengo pensando en una serie de cuestiones referentes al bienestar del ser humano.
De un tiempo a esta parte los que nos hemos interesado y dedicado a las terapias alternativas o como yo prefiero llamarlas, terapias complementarias, vivimos en lo que yo siento una maratón infinita de terapias de variada índole y cuanto menos desconocida procedencia. No hay día en que no descubra una terapia, método, alimento, "medicamento", libro, corta-pega, descarada copia del trabajo de otro, etc., capaz de lograr la curación de algún mal, ya sea físico, emocional, conductual, etc, que se convierte en el clavo ardiendo al que agarrarse de personas que llevan sufriendo durante mucho tiempo la enfermedad, ya sea en el plano físico o emocional, y en el negocio de unos cuantos que han visto el filón en este terreno.
Y son muchas las terapias eficaces dentro del terreno de lo alternativo y/o complementario, que se convierten en medio de auto-curación del ser humano, pero otras muchas son, desde mi humilde punto de vista y como he dicho anteriormente, el resultado del aprovechamiento del momento, en que lo natural, alternativo y/o complementario está de moda.
Y es que realmente pienso y siento que la clave de todo es mucho más sencilla que todo aquel popurrí y está en querer curarse y activar el proceso de auto-curación del que el cuerpo humano está dotado.
Una vez que uno decide que quiere curarse su cuerpo activa este proceso y los medios que nos llevan a la sanación son tantos como seres humanos vivimos en este planeta..... para unos es la medicina convencional, para otros una determinada terapia alternativa y/o complementaria, para otros el deporte, para otros un cambio de hábitos alimentario, para otros el Amor, para otros la religión, para otros un cambio de trabajo, para otros un libro, para otros el miedo a..... etc, etc.
¿Tan fácil? Tan fácil. Despojándonos de todo aquello que nos pesa, nos asfixia, nos esclaviza y que poco a poco mata nuestra esencia. Sincerándonos con nosotros mismos y siendo fieles a nuestra alma, librándonos de estereotipos y convencionalismos que ahogan nuestro ser y nos enferman.
Gestionando nuestras emociones y optimizándolas, comiendo sano sin tener por ello que comer cosas cada vez más raras, variopintas y caras, sino aplicando el sentido común y recuperando la sabiduría de nuestras abuelas, haciendo ejercicio, meditando y estando un rato a diario a solas con nosotros mismos para no perder el rumbo, dedicándonos a lo que nos gusta, rodeándonos de gente que nos aporta y siendo fieles a nosotros mismos, aunque no seamos lo que el resto piensa que debemos ser.
No demos paso en nuestra vida a nuevos gurús mediáticos que nos dicen cómo sanarnos llenando sus bolsillos. Busquemos aquello que nos dé la mano y nos acompañe en el proceso de sanación enseñándonos a volar en libertad y no que se convierta en un nuevo portador de la verdad absoluta que nos haga ser ovejas de un mismo rebaño con distinto nombre.
Aprendamos a separar el trigo de la paja también en el maravilloso mundo de lo natural, alternativo y/o complementario.
Rosabel Domínguez.
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